El misterio de los alienígenas verdes: ¿Por qué los visualizamos como «hombrecitos»?

Marcianos Toy Story | El enigma de los «hombrecitos de color verde»: ¿Por qué imaginamos a los aliens de esta manera?

En el vasto y enigmático universo de la ciencia ficción, donde las fronteras de la realidad se desvanecen y las incógnitas abundan, emergen las imágenes fascinantes de seres extraterrestres. Desde los inolvidables días de Gazú, el entrañable compañero de Pedro Picapiedra, hasta los encantadores juguetes de la saga Toy Story, estos seres diminutos y de color verde han dejado una huella imborrable en nuestra imaginación como los arquetipos representativos de los extraterrestres.

Pero, ¿nos hemos detenido a preguntarnos el porqué de su color? ¿Cuál es la razón detrás de su estatura reducida? Y, lo más intrigante de todo, ¿cuándo surgió esta idea en nuestra conciencia colectiva? La génesis de los misteriosos «niños verdes» de Woolpit se remonta a una antiquísima historia inglesa del siglo XII. Según los relatos transmitidos a través del tiempo, estos niños fueron descubiertos en las cercanías del pintoresco pueblo de Woolpit, ubicado en la campiña oriental de Inglaterra.

El peculiar encanto de estos infantes radicaba en su singular tonalidad verdosa, siendo un niño y una niña los protagonistas de este enigma. Además de su apariencia inusual, se comunicaban en un idioma desconocido y manifestaban una actitud nerviosa y desconcertante. Aunque inicialmente rechazaron los alimentos ofrecidos por los aldeanos, accedieron a probar unas judías verdes que encontraron en un jardín. Con el paso del tiempo, estos enigmáticos niños se adaptaron a su nuevo entorno, compartiendo comidas con los lugareños y entablando amistad con los demás infantes de la comunidad. Incluso lograron aprender el idioma inglés.

No obstante, lo más asombroso de todo fue el hecho de que su tonalidad verde desapareció progresivamente. Según los estudiosos de la historia, es altamente probable que estos misteriosos «niños verdes» fueran descendientes de inmigrantes flamencos que perecieron trágicamente durante los convulsos tiempos de las guerras medievales. Al comunicarse en su lengua materna, resultaba imposible para los habitantes locales comprender su discurso. ¿Pero cuál fue la causa de su tez verdosa? Se cree que esta extraña coloración se debió a una condición de desnutrición, conocida en aquellos tiempos como «la enfermedad verde». Solo al ser alimentados adecuadamente, su piel recuperó su tono natural.

Conforme el siglo XX avanzaba, el tema de los «hombrecitos de color verde» fue adoptado y explorado en las páginas de la literatura de ciencia ficción. La historia «Los hombrecitos verdes de Mayaya», escrita por el visionario Harold Lawlor en 1946, y la célebre novela «Marcianos, váyanse a casa» del prolífico autor estadounidense Fredric Brown en 1955, desempeñaron un papel fundamental en popularizar este término en la imaginación colectiva. En ambas narrativas, las diminutas criaturas provenían del espacio exterior y, en el caso de la segunda obra, se destacaban por su ingeniosa travesura más que por su belicosa naturaleza. Aunque se mencionaba una posible invasión, estos seres optaban por gastar bromas irritantes en lugar de entablar batallas mortales.

Desde entonces, los alienígenas más icónicos y, en muchos casos, más amigables, han sido retratados en la ciencia ficción como los encantadores «hombrecitos de color verde». Su imagen se ha arraigado en nuestro imaginario colectivo, cautivando nuestra curiosidad y alimentando la fascinación por lo desconocido que yace más allá de las estrellas.

Pedro Picapiedra, Pablo Mármol y el Gran Gazoo Hanna-Barbera

Niños verdes de Woolpit Historia inglesa

Libro de Fredric Brown

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