Los límites de Shenlong y las Esferas del Dragón en Dragon Ball: Tres deseos imposibles de conceder

Esferas del dragón Namek

En los amplios dominios de la franquicia de Dragon Ball, los siete talismanes mágicos conocidos como las Esferas del Dragón emergen como elementos primordiales. Concebidos por la prodigiosa mente de Akira Toriyama, desempeñaron un papel trascendental al unir en un principio a Goku con el resto de los personajes inmortales.

Aquel afortunado capaz de reunir las Esferas del Dragón se encuentra investido con el poder de solicitar uno o tres deseos, según el origen divino de su creador, ya sea Kami Sama o Dendé. Sin embargo, incluso con las supremas habilidades otorgadas por su forjador, el venerable Dragón Divino conocido como Shenlong, se enfrenta a ineludibles limitaciones al cumplir los anhelos de aquellos que lo convocan. Es pertinente, pues, desentrañar tres deseos que resultan imposibles para Shenlong, sin importar cuánto poder albergue en su ser.

En primer lugar, la resurrección de una persona que haya sucumbido por causas naturales se torna inalcanzable para el colosal dragón. Solo puede restaurar la vida de aquellos cuyo fallecimiento se produjo de forma violenta, ya sea por un asesinato o un fatídico accidente.

En segundo término, el resurgir de un individuo una vez más queda fuera del alcance de Shenlong. Su capacidad se restringe a conceder una única oportunidad de retorno a la vida, privándolo de la facultad de revivir a alguien en múltiples ocasiones, sin importar cuán profundo sea el anhelo.

Por último, la satisfacción de deseos de una magnitud descomunal se erige como una frontera insuperable para el magnánimo Shenlong. Su poder se encuentra limitado y no puede otorgar solicitudes que excedan su propia esencia, como la anhelada inmortalidad o el ansiado dominio absoluto.

No obstante, es menester destacar que ante la segunda limitación surge una incógnita pertinente acerca de figuras emblemáticas como Krilin o Yamcha, quienes han sido resucitados en innumerables ocasiones. La respuesta reside en una sutil distinción: cada vez que experimentan un renacimiento, se trata de distintas encarnaciones de sí mismos. Una de ellas fue moldeada por el antiguo Kami, quien se fusionó con Piccolo, mientras que la otra fue devuelta a la existencia por medio de Dendé. Este singular matiz permite que estos personajes, tan entrañables para los seguidores, puedan reintegrarse al tejido narrativo sin infringir las limitaciones impuestas por el magnífico Shenlong.

Así, las Esferas del Dragón, pilares irremplazables de la saga Dragon Ball, continúan deslumbrando con su aura mágica y, a la vez, revelando las fronteras inamovibles que rodean a su poderío celestial.

Esferas del dragón Namek

Suscribete
Notificar
guest
0 Comments
Inline Feedbacks
View all comments

TAMBIÉN TE PUEDE GUSTAR