Descubre cómo los astronautas disfrutan de café en el espacio desde la Estación Espacial Internacional

Astronauta Samantha Cristoforetti

El desafío de saborear el café en el entorno de microgravedad de la Estación Espacial Internacional se ha convertido en una incógnita fascinante para los entusiastas de esta apreciada bebida que anhelan disfrutar de su taza favorita incluso más allá de los confines terrestres. Sin embargo, ¿es verdaderamente tan complejo como se imagina?

Recientemente, la prestigiosa Agencia Espacial Europea (ESA) ha compartido un cautivador vídeo protagonizado por la carismática astronauta italiana Samantha Cristoforetti, quien demuestra con maestría las dificultades que implica tomar café en el espacio y cómo logra superarlas con éxito.

No es la primera vez que Cristoforetti, una pionera astronáutica y orgullo de su nación, comparte su experiencia de vida en la Estación Espacial Internacional. Sin embargo, siempre es un deleite aprender de ella y sumergirnos en su vasto conocimiento. Para comprender plenamente la situación, resulta crucial familiarizarse con la ubicación de la estación. Orbitando alrededor de la Tierra a una altitud de 400 kilómetros, su movimiento a una velocidad impresionante de 8 kilómetros por segundo desafía nuestra comprensión de la gravedad.

Según la NASA, «la estación se encuentra en una caída libre perpetua. Si un astronauta suelta un lápiz, este caerá sin restricciones. Sin embargo, desde nuestra perspectiva, no percibimos su caída debido a que todos caen juntos: el lápiz, el astronauta y la estación misma».

A pesar de esta caída libre, la estación no se dirige hacia la Tierra, sino que continúa en su órbita. Gracias a que todos los objetos caen a la misma velocidad, los elementos en el interior de la estación parecen flotar, creando así un estado conocido como microgravedad.

Entonces, ¿cómo se disfruta del café en la Estación Espacial Internacional sin utilizar una pajita? La tripulación recurre a una taza especial diseñada específicamente para el espacio, dotada de un asa y una abertura triangular con aletas en los costados. El líquido se desplaza a lo largo de la superficie interna de la taza espacial, sin derramarse, y fluye directamente hacia los labios del astronauta. La ESA explica en su vídeo que esta peculiar forma angular permite que el café se desplace hacia el borde de la taza mediante la acción capilar.

En un vídeo anterior, la intrépida astronauta estadounidense Nicole Mann, teniente coronel del Cuerpo de Marines, realizó el mismo experimento con un capuchino en un recipiente similar, incluso girándolo para demostrar cómo la bebida caliente permanece cautiva en su taza, desafiando las expectativas de aquellos que creían que se escaparía hacia la liberación del espacio.

Este es solo un ejemplo de cómo los seres humanos se adaptan al entorno espacial y encuentran soluciones ingeniosas para disfrutar de actividades cotidianas, como tomar café, en condiciones de microgravedad. La exploración del espacio no solo nos lleva a fronteras desconocidas, sino que también estimula nuestra creatividad y resiliencia para enfrentar los desafíos que nos aguardan en los confines estelares.

Samantha Cristoforetti

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