Científico mexicano afirma que la NASA se llevó una parte significativa del meteorito de Allende

El investigador mexicano revela que la NASA se llevó una gran porción del meteorito de Allende

En la década de los años 60, el humilde poblado mexicano de Allende se convirtió en el escenario de un suceso científico sin precedentes. Desde los confines del cosmos, alrededor de dos toneladas de roca espacial se precipitaron sobre esta localidad, marcando un hito en la investigación. Este extraordinario meteorito, considerado uno de los restos rocosos más antiguos del Sistema Solar que hayan llegado a la Tierra, despertó la curiosidad tanto de los investigadores mexicanos como de la renombrada agencia espacial estadounidense, la NASA.

La crónica de aquel memorable episodio relata que, apenas el meteorito impactó la superficie del pintoresco poblado, los habitantes de Allende se vieron compelidos a desmenuzar su misterioso contenido en dos partes, acumulando una imponente carga de más de 2 mil kilogramos. Fue en ese momento que Fernando Ortega, distinguido investigador del Instituto de Geología de la prestigiosa Universidad Nacional Autónoma de México, compartió en una entrevista para El Diario de Chihuahua una reveladora perspectiva: el meteorito Allende supera en antigüedad incluso a nuestro propio astro rey, el Sol. «Ha llegado para brindarnos una vislumbre de nuestros orígenes, desde que éramos meramente polvo estelar hasta convertirnos en seres vivos», afirmó con convicción el erudito Ortega.

Tan solo dos días después del impacto, la NASA intervino en el lugar del acontecimiento con el propósito de llevar consigo cerca de una tonelada de esta enigmática roca, con el fin de someterla a minuciosas investigaciones que exploraran sus componentes y materiales. Por su parte, el resto del meteorito, según relata el apasionado investigador mexicano, se fragmentó entre los comerciantes y coleccionistas de la región, dispersando sus fragmentos a lo largo y ancho del territorio.

En la actualidad, los vestigios de esta extraordinaria roca pueden encontrarse incluso en los sagrados recintos del Museo de Historia Natural de la majestuosa Ciudad de Nueva York, testigos de su relevancia histórica y científica. El meteorito Allende, una formidable condrita carbonácea, es reconocido como el espécimen meteorítico más antiguo y primitivo conocido hasta el momento. Su dramática caída el 8 de febrero de 1969 en el estado mexicano de Chihuahua resultó en un fragmentado tesoro de más de dos toneladas.

Este excepcional meteorito destaca por múltiples razones. En primer lugar, se estima que su antigüedad se remonta a 4.567 millones de años, lo que lo consagra como uno de los hallazgos más antiguos de su clase, formado poco después del nacimiento mismo del Sistema Solar.

En segundo lugar, el meteorito Allende alberga una riqueza de compuestos orgánicos, considerados precursores vitales para el surgimiento de la vida. Esta peculiaridad ha llevado a los científicos a especular que este colosal visitante celeste pudo haber desempeñado un papel crucial en la génesis de la vida en nuestro planeta.

En tercer lugar, el meteorito Allende ostenta un sustancial contenido de isótopos de carbono que no se encuentran en la Tierra, lo que sugiere que se formó en un entorno radicalmente distinto al de nuestro mundo. Este aspecto arroja valiosa información sobre los procesos y condiciones que prevalecieron en los albores del Sistema Solar, permitiéndonos vislumbrar los enigmas de nuestro propio origen cósmico.

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