Estudio analiza la posible relación entre la permanencia en la Estación Espacial Internacional y el cáncer

La permanencia prolongada de los valientes astronautas en la vastedad de la Estación Espacial Internacional ha suscitado una creciente inquietud en los pasillos de la NASA a lo largo de las décadas. La posible relación entre esta noble empresa y el flagelo del cáncer ha llevado a la Academia Nacional de Ciencias (NAS) y al Consejo Nacional de Mediciones y Protección Radiológica (NCRP) a exigir a la NASA que aborde con seriedad las incertidumbres que rodean la evaluación de los riesgos para la salud, colocando un enfoque particular en los iones pesados que conforman los rayos cósmicos.

En respuesta a esta llamada, el Dr. Francis Cucinotta, distinguido profesor de Física de la Salud en la Universidad de Nevada y doctor en física nuclear por la Universidad Old Dominion, ha llevado a cabo una serie de estudios de gran relevancia sobre esta cuestión crucial. El más reciente de los logros científicos del Dr. Cucinotta, titulado «Efectos no específicos y riesgos de la radiación espacial para los astronautas en múltiples estaciones espaciales internacionales y misiones lunares», ha sido publicado en las prestigiosas páginas de Life Sciences in Space Research.

A medida que la NASA traza audaces planes para regresar a la Luna, incluso con la visión de establecer bases para la subsistencia en nuestro satélite natural, así como para emprender arriesgados viajes hacia el planeta rojo, Marte, se vuelve imperativo profundizar en las investigaciones del Dr. Cucinotta y sus valiosos aportes. ¿Qué importantes descubrimientos ha desvelado el Dr. Francis Cucinotta en relación con los riesgos de contraer cáncer debido a la exposición espacial?

Según su estudio más reciente, «los principales peligros asociados con los viajes espaciales son el cáncer, las enfermedades circulatorias y los perjuicios cognitivos causados por los rayos cósmicos galácticos (GCR)». No obstante, el Dr. Cucinotta destaca que persisten grandes incertidumbres en la capacidad de predecir dichos riesgos, debido a las notables diferencias cuantitativas y cualitativas en lo que concierne a la microscópica deposición de energía provocada por los iones pesados, lo cual desencadena efectos biológicos distintos a los generados por la radiación de baja LET.

Basándose en el Modelo de riesgo de cáncer espacial de la NASA (2022), el Dr. Cucinotta ha llevado a cabo sólidas predicciones en relación con el peligro de contraer cáncer al considerar los efectos no dirigidos (NTE) en las misiones espaciales. Sus investigaciones confrontaron las estimaciones de riesgo de cáncer y mortalidad por enfermedades circulatorias derivadas de la radiación espacial, teniendo en cuenta tanto a la población blanca estadounidense como a las comunidades de las islas de Asia y el Pacífico de los Estados Unidos, en comparación con las misiones de seis meses en la Estación Espacial Internacional, las misiones lunares de 80 días y la misión combinada de la ISS y la Luna.

Los resultados de este arduo trabajo científico han revelado que los efectos no dirigidos aumentan el riesgo de cáncer aproximadamente en 2.3 veces más en comparación con un modelo que los ignora. Dichos efectos incluyen la transmisión de señales oncogénicas a células vecinas que han sido atravesadas por iones pesados, la inestabilidad genómica en la progenie de las células irradiadas y los cambios en el microambiente tisular que se relacionan con el desarrollo del cáncer, tal y como explica el experto en la materia.

Francis Cuccinota University of Nevada, Las Vegas

La principal recomendación del Dr. Cucinotta radica en la necesidad de fortalecer la protección radiológica de los astronautas. Por ejemplo, una estancia de seis meses en la Estación Espacial Internacional expone a un valiente astronauta a una dosis de radiación que oscila entre los 50 y 120 milisieverts, mientras que una radiografía de tórax en una consulta médica apenas se traduce en 0.1 milisieverts y la radiación natural de fondo en la Tierra proporciona aproximadamente 3 milisieverts al año.

Sin embargo, el Dr. Cucinotta no está de acuerdo con la idea de establecer un límite de riesgo estándar, sino que sugiere que este debería ser variable, teniendo en cuenta factores como el sexo y la edad de los astronautas. Además, hace hincapié en que centrarse exclusivamente en el riesgo de cáncer sería dejar de lado otras posibles enfermedades, como las cardíacas o las cognitivas, que también podrían ser consecuencia de la exposición espacial.

Según este reconocido experto, resulta indispensable que la NASA lleve a cabo más investigaciones para comprender de manera más sólida los riesgos asociados con la exposición al espacio y, de esta manera, garantizar la salud y seguridad de los intrépidos astronautas en futuras misiones. Solo a través de un profundo conocimiento de estos riesgos y de un enfoque riguroso en la protección radiológica se podrá abrir el camino hacia futuros viajes espaciales con la confianza de que los héroes que se aventuran en el cosmos están debidamente resguardados.

Estación Espacial Internacional NASA

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