Sam Altman advierte sobre la necesidad de regular la superinteligencia artificial: La postura del CEO de OpenAI

En el epicentro de las discusiones gubernamentales a nivel mundial se encuentra la fascinante maravilla tecnológica de la inteligencia artificial. Se vislumbra en el horizonte la posibilidad de una regulación que podría ejercer un impacto significativo en el uso cotidiano de sistemas como el aclamado ChatGPT de OpenAI, empresa liderada por el visionario Sam Altman.

El bloque político conformado por la Unión Europea y sus aliados, incluyendo al gobierno británico, ha propuesto la celebración de una convención internacional con el propósito de debatir la imperante necesidad de establecer una regulación adecuada para la inteligencia artificial. Aunque esta propuesta amenazaría directamente a la empresa de Sam Altman y sus innovadoras iniciativas, el CEO de OpenAI no teme enfrentarse a esta situación. De hecho, está plenamente convencido de la importancia de establecer regulaciones para los sistemas de aprendizaje automático desarrollados por su compañía.

En relación a este apremiante tema, Altman ha expresado su profunda preocupación por la ausencia de una regulación efectiva. Con palabras precisas y contundentes, declaró: «Resulta frecuente encontrar críticas hacia la regulación dentro de nuestra industria. No obstante, hemos estado abogando específicamente por una regulación dirigida exclusivamente a aquellos sistemas que ostentan una asombrosa capacidad sin precedentes». Y aquí surge una interrogante ineludible: ¿A qué se refiere exactamente con sistemas de tan impresionante envergadura?

En su declaración, el rostro emblemático del florecimiento de la inteligencia artificial menciona que los sistemas merecedores de regulación son una suerte de superinteligencia artificial, cuya capacidad sobrepasa en diez mil veces la del ChatGPT 4.

«Los modelos que ostentan una potencia cercana a diez mil veces superior a la del GPT4, modelos que rivalizan en inteligencia con la propia civilización humana, indudablemente merecen algún tipo de regulación», afirmó Altman, según lo revelado en un informe de Money Control.

Pero, ¿existen realmente estas superinteligencias artificiales? Según los sistemas existentes y los medios convencionales, no existen pruebas concluyentes de que tales prodigios estén al alcance del público en general. No obstante, Sam Altman enfatiza que son precisamente estos sistemas los que merecen una regulación adecuada.

En cualquier caso, si se llegara a concretar una regulación para los sistemas que ya conocemos, Altman asegura estar completamente alineado con dicha medida. «Es cierto que en ocasiones pueden cometerse errores al establecer regulaciones, pero no podemos permitirnos quedarnos pasivos y temerosos. De hecho, consideramos que alguna forma de regulación es de vital importancia», subrayó con convicción.

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