La sexta extinción masiva de la Tierra: ¿Qué es y por qué los científicos advierten que estamos en un punto sin retorno?

La sexta extinción masiva de la Tierra: Un proceso irreversible que los científicos alertan haber iniciado

Desde tiempos inmemoriales, la historia de la Tierra ha tejido un cautivador relato que abarca miles de millones de años. A lo largo de este vasto lienzo temporal, nuestro planeta ha sido testigo de una sucesión de acontecimientos trascendentales que han dejado una profunda huella en la vida que alberga.

La ciencia, incansable en su búsqueda de respuestas, ha identificado con certeza cinco episodios de extinción masiva que han sacudido los cimientos de la existencia terrestre. Entre ellos, destaca de manera prominente aquel que selló el destino de los majestuosos dinosaurios hace aproximadamente 66 millones de años, cuando un asteroide arremetió con fuerza imparable contra la faz de la Tierra. Sin embargo, esta tragedia galáctica no fue más que el último acto de una tragedia cósmica que se ha desarrollado a lo largo de los milenios.

La extinción más devastadora que ha asolado nuestro planeta fue la pérmico-triásica, hace unos 252 millones de años. En ese período de oscuridad y desolación, aproximadamente el 96% de las especies marinas y el 70% de las especies terrestres se vieron condenadas a la extinción. Aunque el enigma de su origen aún nos esquivo, se sospecha que una combinación de factores, entre ellos el cambio climático, la actividad volcánica y el impacto de un asteroide, se conjuraron para desatar tal cataclismo.

La extinción triásico-jurásica, que aconteció hace unos 201 millones de años, sumió al planeta en una nueva era de convulsión y desequilibrio. Una vez más, el cambio climático global se erigió como el culpable de tan funesto desenlace. Tras ella, emergió desde las entrañas de la historia la extinción del Devónico, hace unos 365 millones de años, en la que los cambios climáticos y la actividad volcánica dejaron su impronta destructiva.

La Refinería de PEMEX en Cadereyta ha registrado niveles elevados de contaminación. En un comunicado de la Secretaría del Medio Ambiente del Estado, se contempla una clausura temporal esta semana. (Gabriela Pérez Montiel)

La extinción ordovícico-silúrica, conocida como la primera de estas catástrofes primigenias, tuvo lugar hace unos 443 millones de años y se cree que fue desencadenada por un cambio climático global. Finalmente, la extinción cretácico-terciaria, ocurrida hace unos 66 millones de años, fue marcada por el impacto fulminante de un asteroide, un golpe fatal que sepultó el reinado de los dinosaurios y reconfiguró el rumbo de la vida sobre la Tierra.

Sin embargo, los sabios de nuestra era advierten sobre la amenaza inminente de una sexta extinción masiva que acecha en el horizonte. El cambio climático, en particular, se alza como el principal impulsor de esta crisis contemporánea, alterando los ecosistemas de nuestro mundo y precipitando la extinción de numerosas especies valiosas. Los vientos de cambio climático, la pérdida implacable de hábitats naturales y la insidiosa contaminación se entretejen en un oscuro tapiz que podría desembocar en una catástrofe sin precedentes.

La historia de nuestro amado planeta se ha forjado a través de eventos de extinción masiva que han dejado una impronta indeleble en la vida que florece en sus dominios. Estos episodios trascendentales, así como la sombría perspectiva de una sexta extinción en marcha, nos recuerdan la imperiosa necesidad de comprender y enfrentar los desafíos ambientales que afrontamos en la actualidad. La conservación de la biodiversidad y la protección de nuestros preciados ecosistemas se erigen como pilares fundamentales para salvaguardar la vida en la Tierra y legar un futuro prometedor a las generaciones venideras.

Ilustración

 

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