Cómo Gaza se convirtió en la sede de la mayor incubadora tecnológica palestina

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Una amplia oficina con grafitis en las paredes y un trasiego constante de jóvenes y portátiles esconde la mayor incubadora tecnológica de Palestina. Está en una angosta calle de Gaza capital, pese a que el enclave tiene limitadas las inversiones y el bloqueo de métodos de pago como PayPal.

Gaza Sky Geeks (GSG) es el primer laboratorio tecnológico de Gaza – Tech Hub – que apoya desde 2011 iniciativas digitales de empresas emergentes y trabajo autónomo a palestinos como Ibrahim Al Huds. Un licenciado en paro que consiguió empleo con compañías extranjeras, triplicó su salario en tres años y hoy es coordinador de participación comunitaria en la incubadora que le abrió nuevas oportunidades.

Al Huds se pasea por la sala de cotrabajo, donde decenas de gazatíes esperan el comienzo de los diferentes cursos de incubación y aceleración, que se imparten en las salas colindantes con nombres de capitales del mundo, o chequean el correo electrónico en busca de ofertas de empleo y enviando propuestas que han aprendido a elaborar.

Ola Rantisi, de 25 años, es una de ellos. Se unió a GSG después de «llamar a todas las puertas» de un enclave donde el desempleo entre los jóvenes alcanza el 70% y fue en presencia de Efe cuando recibió su primer encargo de un diseñador gráfico estadounidense.

«En las clases nos enseñaron cómo manejarnos con los clientes, negociar con ellos y promover la cuenta en la plataforma freelance», cuenta Rantisi sobre GSG, donde se ha propuesto «ganar dinero», «desarrollar sus capacidades», «conocer gente» y «disfrutar».

Como muchas de las iniciativas en Gaza – un territorio superpoblado bloqueado por tierra, más y aire desde 2007 por Israel con una economía devastada, una pobreza del 80% y un sector privado exiguo-, GSG surge de la ONG Mercy Corps que se unió con Google para crear un espacio innovador, hoy vibrante pese a los muchos obstáculos, apunta Al Hubs.

El principal es el aislamiento. La imposibilidad de la población gazatí de viajar al extranjero limita el contacto con el mercado internacional, por lo que parte de los objetivos es traer mentores de fuera cada mes con el fin de facilitar la interacción.

Todas las propuestas de trabajo deben desarrollarse, por tanto, por Internet, en remoto, lo que abre el abanico de oportunidades con cualquier compañía fuera de Gaza, entre las que se encuentran varias españolas.

«Otro de los obstáculos son las inversiones (privadas), porque en Gaza las transacciones bancarias están restringidas (al estar gobernada por el movimiento islamista Hamás, considerado terrorista) y no tenemos formas de pago tan utilizadas como PayPal», detalla al Hubs sobre los recibos de los autónomos.

Aún así, GSG, aseguran, ha conseguido convertirse en el mayor espacio de innovación de los territorios palestinos, por el número de personas que lo visitan diariamente – una media de 120 – y los procesos completos de incubación y aceleración que ofrece para empresas emergentes locales.

En 2014, el laboratorio comenzó a desarrollar un plan de estudios propio de incubación de iniciativas digitales y se llevaron a cabo las primeras inversiones de riesgo en compañías gazatíes.

«En Gaza tenemos unas cien empresas emergentes, no necesariamente de tecnología, pero con las que trabajamos nosotros sí tienen que ser del sector y tienen que proveer servicios online», describe sobre las posibilidades que ofrece a «todos», jóvenes y mayores, que tengan una idea innovadora.

Además de la conexión con el mundo exterior, un espacio físico acogedor, de interacción profesional y también humana, las principales capacitaciones que ofrece es la Academia de programación (CodeAcademy) de 16 semanas, la de Freelance y de Ocupación y Negocio.

«Es una oportunidad para nosotros mostrar lo que hay aquí en Gaza. La gente que viene no imagina ver lugares como estos. Solo esperan guerras (tres en una década) y destrucción», asume Hubs sobre la imagen de este enclave palestino donde, como en cualquier parte, «la gente trabaja y aprende».

«Aquí también promovemos vida», asevera en un avanzado inglés que la mayoría maneja con soltura para unirse, al menos digitalmente, al resto del mundo.

Con información de Informe 21

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