El MIT diseña app con el fin de evitar propagación de coronavirus
El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) está desarrollando una app en la que rastrea si sus usuarios han sido infectados de coronavirus.
Evitar la propagación. Ese es el objetivo número uno de todas las autoridades mundiales en la lucha por el COVID-19. Y esa es también la razón por la que el distanciamiento social y, en algunas regiones, también el confinamiento se ha impuesto como medida obligatoria para lograr el cambio de tendencia en la curva de contagios.
No obstante, en algún momento del futuro, la sociedad volverá a salir a la calle con normalidad, retomará sus puestos de trabajo de forma progresiva y realizará actividades de ocio con sus seres queridos. Sin embargo, la progresiva rebaja en las medidas de confinamiento no significa necesariamente que el virus se haya vencido por completo. Los contagios pueden volver a producirse si no se actúa con la velocidad y certeza necesaria. Y para ello, monitorizar los posibles nuevos casos que emerjan será fundamental.
En ese sentido, el MIT ha desarrollado un sistema que permite, mediante la tecnología Bluetooth presente en millones de smartphones y dispositivos inteligentes, comprobar si una persona ha estado en contacto o a una distancia muy reducida de algún contagiado por COVID-19.
El funcionamiento del sistema es bastante sencillo: los smartphones, en segundo plano, emiten una señal Bluetooth de corto alcance con una cadena numérica aleatoria. Esta señal, a su vez, es captada por los dispositivos que se encuentran cerca, los cuales la almacenan temporalmente en su memoria. En caso de dar positivo en COVID-19, el afectado tendría que subir a una base de datos pública las cadenas numéricas emitidas por sus dispositivos durante los últimos 14 días. De esta forma, el resto de personas pueden comparar las cadenas numéricas recopiladas por sus smartphones con aquellas subidas a la base de datos, las cuales se corresponden con personas que sí han dado positivo en COVID-19.
En caso de encontrarse una coincidencia, el sistema emitiría una notificación a la persona que ha realizado el proceso adivrtiendo que podría haberse visto expuesta al virus. Dicha notificación, además, se vería acompañada de la información propuesta por las autoridades públicas con los siguientes pasos a tomar.
“Para estas transmisiones, usamos técnicas criptográficas que generan cadenas de números aleatorios y rotatorios”, explica Ron Rivest, profesor del MIT y principal investigador del proyecto. El sistema por lo tanto, protegería la privacidad de las personas e impediría que se hiciera un seguimiento individual de la localización de los usuarios.
Para desarrollar este sistema, los investigadores aseguran haber tomado inspiración de Find My, la herramienta de Apple para encontrar dispositivos perdidos o robados. “Si mi teléfono se pierde, este puede comenzar a transmitir una señal Bluetooth que no es más que un número aleatorio; es como estar en mitad del océano moviendo una linterna. Si alguien pasa por delante con el Bluetooth encendido, su teléfono no sabrá nada sobre mí; únicamente le dirá a Apple ‘oye, he visto esta luz’”, explica Marc Zissman, miembro del Laboratorio de Ciberseguridad del MIT.
Si una persona recibe un diagnóstico positivo, su doctor le daría un código QR que le permitiría subir el historial de las señales Bluetooth emitidas por su smartphone a la nube. El resto de personas podrían comparar, desde una aplicación, las cadenas almacenadas en la nube con las recopiladas por su smartphone. Si alguna coincide, significa que puede haber estado en contacto con una persona contagiada.
“No estamos recopilando la ubicación, no usamos el GPS, no asignamos tu identificación personal o número de teléfono a ninguna de las cadenas numéricas que tu teléfono emite (mediante el Bluetooth”, explica Daniel Weitzner, investigador del MIT involucrado en el proyecto.
Para llevar este sistema a las calles, uno de los mayores retos es la interoperabilidad entre plataformas (Android, iOS, etc.). También se requiere, además, la participación de las empresas del sector (como Google, Apple o Microsoft), que permitirían implementación rápida y eficaz en millones de dispositivos de todo el mundo. “Este proyecto se está haciendo en el verdadero estilo académico. No es un concurso, es un esfuerzo colectivo”, aseguró Rivest.
Con información de Hipertextual.