El excelente rendimiento que actualmente ofrecen los chips de la serie A, sumado a su mayor eficiencia energética y a los diversos cuellos de botella a los que Intel se está enfrentando en el desarrollo de nuevos microprocesadores de consumo son algunas de las razones que podrían estar tras esta decisión.

Los microprocesadores de ARM, además, son capaces de ofrecer un excelente rendimiento incluso sin ventiladores o sistemas de refrigeración avanzados, una virtud que podría aprovecharse para construir MacBooks aún más ligeros y delgados que los actuales sin sacrificar el rendimiento de la máquina.

Esta transición de microprocesadores sería la tercera a la que el Mac se enfrenta en su historia. En los 90, Apple pasó de chips diseñados por Motorola a los PowerPC; y, una década más tarde, la empresa dio un paso similar hacia los procesadores de Intel, con una mejor proyección a futuro.