Lo que se sabe de la radiación que se detectó tras la misteriosa explosión al norte de Rusia
La explosión nuclear que ocurrió en el norte de Rusia a inicios de agosto sigue generando una nebulosa de misterio. Y, de hecho, también, una nube radioactiva.
El servicio meteorológico estatal ruso (Roshydromet) reconoció este lunes que pruebas aéreas confirmaron la existencia de isótopos radioactivos en la atmósfera en localidades cercanas a la zona donde ocurrió el accidente que mató a cinco científicos.
De acuerdo con el informe, las muestras que se tomaron entre el 8 al 23 de agosto revelaron «la presencia de radionucleidos» producidos por el hombre.
Las sustancias se identificaron como estroncio 91, bario 139, bario 140 y lantano 140, que, según la autoridad ambiental rusa, fueron los responsables del «cambio brusco y de corta duración en la situación de radiación en Severodvinsk».
El gobierno ruso admitió que tras la explosión del pasado 8 de agosto en una plataforma en la localidad de Nyonoksa en el mar Blanco los niveles de radiación aumentaron hasta 16 veces lo normal de forma «momentánea».
Aunque en un inicio el Ministerio de Defensa negó que el accidente estuvieron involucrados materiales radiactivos, la agencia nuclear estatal, Rosatom, informó después que cinco de sus científicos murieron durante una prueba en la que se usaron «fuentes de energía de isótopos».
Dos días después de la explosión, dos laboratorios rusos en la zona cercana a la explosión (que monitorean los niveles de radiación como parte de un acuerdo internacional) dejaron de trasmitir sus mediciones, lo que generó preocupación sobre el carácter de la prueba.
La agencia de monitoreo nuclear de Noruega informó la semana pasada que a la explosión reportada inicialmente por Rusia le siguió otra dos horas más tarde, que habría sido la que provocó el aumento en la radiación, aunque Moscú lo negó.
De acuerdo con el informe ruso, las pruebas en la atmósfera detectaron cuatro tipos de sustancias radioactivas, que son conocidos como «radionucleidos tecnogénicos», o sea, resultados de la producción humana.
Estos químicos se caracterizan por tener una descomposición rápida en la que emiten gases radiactivos inertes si se exponen al aire libre, explica la Unión de Científicos Preocupados, un grupo sin fines de lucro dedicado a someter las políticas gubernamentales a escrutinio científico.
El servicio meteorológico ruso confirmó la información inicial de que la nube causó un «breve aumento» en los niveles de radiación.
Sin embargo, indicó que los isótopos tuvieron «una vida media corta» en la atmósfera que duró entre 83 minutos y 12 días.
«La situación de radiación se ha estabilizado ahora», señala el comunicado.
Inicialmente, Rusia había indicado que la presencia de material radioactivo en el aire solo habría durado unos 40 minutos antes de que los niveles volvieran a la normalidad.
El informe oficial ruso sobre las sustancias detectadas ha generado cierto desconcierto en la comunidad científica.
De acuerdo con la Bellona Foundation, una ONG ambientalista noruega, los cuatro radionucleidos identificados por Roshydromet son «extremadamente inusuales».
Algunos de ellos, indica la organización, podrían producirse como parte de una reacción de uranio-235, comúnmente utilizada en reactores nucleares.
Sin embargo, otros, como el estroncio 91 son muy poco comunes.
Científicos atómicos entrevistados por medios rusos señalan que el informe también genera dudas, pues la presencia de estos radionucleidos suele estar acompañada también por otros, como el cesio 137, sin embargo, el Roshydromet no se refirió a ellos.
El número de fallecidos durante la explosión es contradictorio y se desconoce si su muerte se debió a la explosión o a la exposición al material radioactivo.
Inicialmente, el Ministerio de Defensa ruso informó que dos personas habían perdido la vida y luego Rosatom indicó que cinco de sus científicos habían muerto y otros seis resultaron heridos.
El gobierno ruso afirmó que el aumento que se registró en la radiación en el área no fue lo suficientemente fuerte para causar daños a los humanos.
Sin embargo, médicos rusos que atendieron a las víctimas de la explosión contaron la semana pasada a la BBC sus temores por hacer sido «irradiados» dado los «altos niveles de radiación» de las víctimas.
«Los indicios de radiación evolucionaban por hora. En los análisis de sangre, se podía ver que cada hora los recuentos celulares disminuían. Eso indicaba una dosis de radiación muy alta», explicaron los especialistas.
Según su testimonio, un equipo militar hizo un trabajo de descontaminación en uno de los hospitales, durante el cual se llevaron la ropa de las víctimas, camillas y realizaron un «lavado altamente radioactivo».
Moscú ofreció escasa información. Inicialmente, el Ministerio de Defensa ruso dijo que la explosión del 8 de agosto había involucrado un motor de cohete de combustible líquido.
Una declaración de Rosatom el 10 de agosto indicó que el dispositivo que se probaba era una «fuente de energía isotópica», lo que sugirió que se trataba de una prueba fallida de misiles.
Un segundo comunicado emitido por el jefe del instituto de investigación donde trabajaban los cinco especialistas que murieron sugirió que la prueba involucraba un pequeño reactor nuclear o un generador termoeléctrico de radioisótopos, ambos con aplicaciones en naves espaciales.
El presidente Vladimir Putin dijo más tarde que el accidente no representaba «ninguna amenaza» y que había ocurrido durante el «trabajo en un sistema de armas prometedor».
Con información de BBC Tecnología